Hoy le vamos a dedicar un poquito de tiempo a una hortaliza, el pepino.
Me encanta el pepino, pero para algunas personas con problemas en el estómago puede ser indigesta por su alto contenido en celulosa, que es el componente principal de la fibra.
Así que para que no se nos repita podemos pelarlo de manera total o parcial. Otro truco es pelarlo, cortarlo en rodajas y espolvorear con sal, varias horas antes de consumirlo.
Pero lo más importante, es masticarlo muy bien.
Hay diversas variedades, las que todos conocemos para comer en ensaladas. Los más pequeños que los utilizamos para poner en vinagre. Y hay otra especie con potentes propiedades vomitivas. Por cierto, cuando estuve en Universal Studios en los Ángeles, me comí un pepino de ensalada en vinagre. Igual que los chiquititos, pero como los de Málaga que son más pequeñitos, en vinagre. ¡¡¡Me encantó!!!
Aunque esto no tenga que ver con la cocina, es un buen hidratante para la piel. Pasado por la batidora, es una buena crema, después de una exposición al sol. Para los rostros juveniles, afectados por esas incómodas espinillas, mejora el aspecto de la piel y se reducen los granos.
Aplicados en rodajas sobre los ojos, nos ayuda a descansarlos, y a bajar los hinchazones y ojeras.
Como último dato el pepino es 95% agua, así que tiene muy poquitas calorías.
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